miércoles, 18 de septiembre de 2013

La despedida.

Estaba ahí recién bañada, buscando ropa y eligiendo un buen perfume. No sabia exactamente para qué me estaba arreglando, supongo que seguía un poco optimista después de todo.
Yo sabia a qué venia él, venía para despedirse...pero a pesar de ser una despedida, no quería que se llevara una fea imagen de mi rostro, lleno de ojeras, un cabello despeinado y un pijama que me quedaba pequeño; en vez de eso, me alise el cabello, me maquille, me puse mi short favorito y una camisa nueva (fue lo primero y único que el notó). Ansiaba el momento en que estuviese afuera esperando que le abriera... llego el momento, estábamos ahí los dos, frente a frente y lo primero que me dijo fue hola y lo segundo "Vén, dame un abrazo" no me importaba que olía a mono porque venia de su practica de fútbol, lo abrace sin importar su olor ni el sucio en su ropa; fue el típico abrazo de "No te imaginas la falta que me hiciste" aunque luego de ese día me iba a hacer más falta que nunca. Le di un chocolate blanco (de mis favoritos), seguido de ello una carta y para finalizar un par de pulseras que tenían grabadas nuestras iniciales.
No pretendienta comprarlo ni mucho menos,  solo quería continuar. Mi intento de obtener otra oportunidad fue fallido, ni el abrazo, ni la carta, ni la pulsera lo hizo ceder aunque fuera un poco.
Mis lágrimas comenzaron a caer cuando de su boca salio la frase "Amor, no puedo más", era uno de esos momentos donde deseaba no escuchar o que me tragara la tierra, claro estaba que no iba a pasar ninguna de esas dos cosas. 
Me sentía avergonzada por llorar en su cara y por dañar todo el trabajo que me había dado arreglarme (mentira, solo estaba avergonzada por llorar en su cara, nunca me ha dado trabajo arreglarme), ver como el quería calmarme, me aliviaba un poco y a su vez me daban más ganas de llorar y si...muy contradictoria mi actitud en ese momento. Habían pasado más de quince minutos y mis lagrimas habían cesado, comencé a besar su hombro, su cuello hasta llegar a su boca...sus labios me besaban con una especie de dolor y me dijo "Amor, ya" y de mi boca solo salieron estás palabras "Este puede ser nuestro último beso" .
Sus labios dieron un cambio notorio, me besó como si el mundo se fuese a acabar y yo fuera su única salvación, volvió a ser mío solo por ese momento.
Le pedí disculpas por besarle y luego le pregunté "Entonces...¿ya terminamos?" y me pidió que le abriera la puerta, ya habían llegado para buscarlo; me dio un beso en la frente y me dijo que había sido la mejor novia que tuvo hasta ese momento y cerro la puerta... rompí en llanto y comprendí que había terminado, era la despedida.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Cada cosa fuera de lugar.

Nos fuimos separando como las gotas de una nube hasta caer al suelo, su forma de tratarme iba cambiando día a día y no para bien, las ganas de llorar crecían por la noche cuando nadie podía verme ni oírme... Mis esperanzas permanecían intactas, como si no hubiesen razones para dejarlo ir. Sabia que era una basura ensuciando su mundo, que no lo hacia feliz y que lo ponía a desconfiar de cualquier cosa, era como si su vida y la mía estuviesen destinadas a separarse pero yo insistía en unirlas. Estaba en ese punto en que sabia que no lo merecía, que él tenia que ser feliz y simplemente no lo era a mi lado...pero estaba el otro punto en que lo amaba como se aman a pocas personas en la vida, no quería alejarme ni alejarlo de mi solo quería seguir ahí aunque nos estuviese haciendo daño. Cada palabra que él decía me hacia sentir más miserable de lo que me sentía normalmente, me hacia desear no existir. Enamorarme no me había salido bien antes y era claro que no me estaba saliendo bien en ese momento, mis ganas de seguir eran iguales a sus ganas de terminar. No sabia que decir ni que hacer para que todo volviera a la normalidad, cada cosa hacia que la situación se pusiese más complicada de llevar y mas incomoda de hablar. No quería verlo, tampoco escucharlo al menos de que me diera buenas noticias...pero era tan obvio que eso no sucedería, mis ganas de no existir crecía con cada lagrima que bajaba desde mis ojos hasta morir en  mis mejillas, yo no quería aceptarlo el niño de mis ojos se estaba alejando de mi vista, la razón de mi sonrisa se convertía en la razón de mi llanto.
Mi autoestima se reducía al nivel de "Nuca hago bien las cosas y menos en una relación".
Solo había algo o mejor dicho, alguien que podía sacarme del fondo y ese alguien era la misma persona que me empujaba y no me dejaba subir. Él no esperaba nada de mi y eso era lo que más me afectaba, saber que nada podía empeorar. Yo era fuerte hasta que apareció él. No paraba de pensar en formas de arreglarlo todo o en las cosas que nos habían llevado hasta ahí, hubiese querido desaparecer antes de pasar por eso.No era la primera vez y dolía tanto o hasta más que esa. Mi futuro colgaba de un hilo y ese hilo llevaba su nombre y apellido.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Lo mismo y no es la enfermedad del lomo.

Pasaron los día y no sabia nada de él, era como si no existiera, como si todo hubiese sido un sueño y nada más, ni un mensaje ni mucho menos una llamada pero ella estaba acostumbrada a que apareciera y se fuera como si nada. Mil pensamientos inundaron su mente, ella merecía estabilidad, tanto emocional como de la persona que ella amaba.
Ya las cosas no podían seguir igual, ella tenía que seguir con su vida y dejar atrás ese pasado lindo pero oscuro. Él era sin duda la razón de sus problemas pero también era la solución a cada uno de ellos, no hablar no hacia que lo olvidara era como si las cosas empeoraran cada vez que lo sentía lejos de su alcance y era así de cierta forma. Ella sabia que él no le convenía, que cada vez que volvía era para desordenar su mundo y se lo permitía como si fuese muy fácil salir de la tristeza que invadía su cuerpo cada vez que el se iba y seguía con su vida, siempre pasaba lo mismo, era como su circulo vicioso, el agujero negro en el que caía siempre...

Luego de ver las cosas desde otra perspectiva etendio el daño que ella misma se causaba al caer en lo mismo siempre, decidió alejarse era la mejor para su vida.


Muchas veces caemos en lo mismo por miedo a intentar algo nuevo, pero a veces "lo mismo" no es bueno para nosotros, cada ser humano debe valorarse y estar con personas que le den el cariño y respeto que se merecen por el simple hecho de vivir, cada día tenemos una de cien mil oportunidades y debemos aprovecharla no sabemos cual sera la de la suerte. Recuerda que debes quererte tu primero antes de querer que te quiera alguien más.

Creer de nuevo

Hace poco Oriana me estuvo hablando de Pablo y de cómo sin buscarlo se convirtió en la persona que la hizo creer de nuevo en el amor. Errore...