Enamorarse... Desde chiquitas vemos las historias de las princesas y su príncipe azul, vemos los amores de novela, los amores de nuestras series favoritas, pero muchas veces solo vemos eso y ya, no vemos el amor real entre nuestros abuelos, nuestros padres o aquellos tíos que tienen más de 20 años casados.
Cuando nos rompen por primera vez el corazón, nos toma por sorpresa, sentimos un dolor tan grande, que incluso llegamos a pensar que se nos ha roto el corazón y la verdad es que si puede pasar así, un grupo de investigadores suizos estudió a un grupo de personas que padecen una extraña afección llamada "síndrome del corazón roto", esta condición se da en algunas personas cuando, tras vivir una experiencia emocional triste o estresante, el corazón falla y se debilita... Pero la realidad es que no es el fin del mundo, es solo el comienzo, es un nuevo sentimiento, una nueva experiencia que nos preparara para la siguiente vez que nos rompan el corazón.
Si, no solo te romperán el corazón una vez, lo harán muchas veces, no solo tu pareja, tus amigos, tu familia y cualquier persona quien tenga ganado un poco de tu cariño, alguno de ellos te va a decepcionar y te va a doler tanto que vas a sentir que se rompe o se desgasta tu corazón.
El problema de tantas decepciones es que muchas veces nos convierten en personas desconfiadas, nos hacen ser más cuidadosos a la hora de llegar a sentir algo por alguien e incluso dejamos de demostrar todas esas emociones por miedo de sentir otra vez esa puta sensación de tener el corazón roto, de querer llorar toda la noche sin parar, de no querer darle la oportunidad a alguien más.
Luego de tantos amores, tantas decepciones, nos volvemos tan celosos de nuestros sentimientos, no esperamos nada de nadie, solo vivimos de los pequeños momentos y de esas pequeñas alegrías que nos dan las personas, hasta que un día conocemos a alguien, sin buscarlo, sin esperarlo, solamente llega, se convierte en tu amigo, escucha tus problemas, las horas se hacen cortas a su lado, las risas son la principal banda sonora de cada uno de los momentos que comparten, te encuentras ahí riendo en el carro a las 3 de la mañana y te das cuenta de que no es solo un amigo, es alguien a quien quieres mostrarle todas tus emociones.
Cuando menos te lo esperas, estás ahí nuevamente enamorada, dándote una nueva oportunidad, porque si de verdades hablamos no hay nada más purificador que la sensación de estar enamorado, querer contarle cualquier cosa que pasa en tu día, sea buena o mala, querer llegar a casa y darle un beso y un abrazo, verle dormir y pensar que estás en el lugar donde quieres estar y con quien quieres estar, verle sonreír y penar que es la sonrisa más linda del mundo, tomar su mano y sentirte segura, son cosas que no podemos negarnos la oportunidad de sentir.
La vida siempre nos sorprenderá con personas que nos harán creer nuevamente en el amor, personas que sacarán lo mejor de nosotros y nos inspirarán a sacar lo mejor de ellas.
Las relaciones actuales han perdido cierta magia, pero está en nosotros hacer de ellas algo más, porque una relación de pareja no es solo besos, caricias, sexo, fotos, es apoyo, crecimiento, amistad, lealtad, sinceridad, transparencia y mucho más que con palabras no se puede explicar.
Enamorarse es disfrutar de cada momento para hacer un álbum se recuerdos en nuestra mente, es encontrar a esa persona con la que pierdas la noción del tiempo, es sentirse vivo, tan vivo que no puedes decir con palabras lo que estás sintiendo.
No te niegues la oportunidad de sentir nuevamente todas esas emociones recorriendo tu cuerpo, date la oportunidad de ser feliz, de sentirte vivo.
viernes, 30 de agosto de 2019
miércoles, 27 de marzo de 2019
Tu mejor versión
¿Alguna vez realmente quisiste hacerle daño?
Cuando conocemos a una persona, a primera instancia queremos saber todo de ella, lo que le gusta, las cosas que le hacen molestar, sus problemas, su rutina, todo lo que le conforma.le mostramos la mejor versión de nosotros, esa que no hace daño, esa que parece perfecta, esa que es imposible que no agrade, nunca le mostramos nuestros defectos, nuestras heridas, nuestros pensamientos más oscuros, esas pesadillas recurrentes que tenemos, por temor a que esa persona no nos muestre todo lo que queremos saber.
Las charlas de minutos, pasan a ser charlas de días, semanas, meses, cuando te das cuenta poco a poco has estado conociendo cada cosa de ella, ya saber que significa cada gesto de su cara, sabes cuando ha tenido un mal día, sabes cuando te extraña, sin que esa palabra haya salido de su boca.
Con el pasar del tiempo, las charlas resultan ser menos interesantes, las conversaciones de horas, pasan a ser conversaciones de minutos, antes le respondías al segundo del que te escribía, ahora si tiene suerte logras leer sus mensajes, pero no le das respuesta, ahora hay otras personas que son más interesantes, hay otra persona de la cual quieres conocer todo, que nunca te diga que no, que te muestre todo lo que es, sin tu mostrarle nada, pero ella nunca lo va a saber, porque sabes mentir muy bien, sabes mostrarle al mundo tu mejor cara, tu mejor sonrisa, sabes que comentarios hacer y cuando los debes hacer, porque así eres, tan real que ni siquiera saber que le estás haciendo daño.
Son pocas las personas que saben quien realmente eres, son pocos tus amigos, son pocos tus amores, son pocos los que pueden decir que han formado parte de tu vida, pero, ¿el culpable es el resto del mundo o el culpable eres tú?, que estás ahí sentado leyendo esto y preguntando ¿sería capaz de eso? y si, si eres capaz, ya ella no se siente igual, se mira al espejo y se cuestiona qué ha hecho mal, por qué tardas en contestar, por qué no la miras igual, por qué no la llamas más, y realmente no ha hecho nada mal, es perfecta tal y como es, pero no supiste verlo, y vas por la vida tratando de encontrar algo que ni tú posees.
Le hiciste daño, la hiciste cuestionarse, la hiciste llorar, la hiciste sentir un nudo en el pecho que ni la dejaba hablar, cuando le preguntaban si estaba bien, con una sonrisa en el rostro decía que si, era lo único que el nudo en su pecho le dejaba decir. Se sintió usada, engañada, te mostró cada parte de ella, se quito la vergüenza, se reía de tus chistes y tú qué le entregaste a ella?
¿Alguna vez realmente quisiste hacerle daño?
Es una duda que siempre tendremos.
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