Pero todo cambia el fin de semana, cuando tienes demasiado tiempo para pensar o extrañar, falta tanto en tu vida y no son cosas materiales, son algo más valioso que eso, personas, emociones, sentimientos, que te hagan sentir vivo, que te den razones para despertar cada mañana y no pensar en que todo lo que haces es para seguir el orden de la vida, de la sociedad.

Estas cansado de llorar en silencio, a escondidas, cansado de aparentar felicidad, extrañas la sonrisa que le salia cuando hacías o decías cualquier tontería, su voz que decía "te amo" luego de cada beso, sus gestos cuando se enfadaba, sus manos que buscaban las tuyas, su cabello despeinado al despertar, e innumerables cosas que ya no veras más porque ya no esta...
Extrañas hacer cualquier cosa y correr a escribirle o llamarle para contarle, extrañas esa sensación de plenitud cuando nada te falta, esa emoción de hacer todo lo que le gusta y verle feliz, el simple hecho de hacer cualquier cosa en el mundo y que sienta orgullo de ti, de que estés a su lado.
¡Vaya que el tiempo hace de las suyas!
Crees ser fuerte, crees estar bien, hasta que ves una foto suya, escuchas su nombre o le ves por ahí. Pensabas que al irse, dejaría de existir, que no iba a doler... pero nada de eso pasa cuando alguien sale de tu vida, sigue existiendo, sigue viviendo, sigue sonriendo, sigue despertando, sigue hablando, pero no junto a ti.
Cometemos el error de que cuando nos sobra tiempo, pensamos más de lo debido, más de lo que se nos permite pensar, extrañamos sentirnos plenos, sin recordar que la vida cambia y el destino pone nuevas cosas, personas y momentos en tu camino, no es cuestión de olvidar sino de mantener bonitos recuerdos.